ESPERAR: una simple palabra que suele conllevar tantas acciones; donde uno suele perder la paciencia intentando acelerar un proceso que desconoce, donde los nervios, la ansiedad se complacen de nuestra espera.
Es una acción que cada persona lleva a cabo de distintas formas; algunos sólo lo hacen, otros buscan mientras; pero al final: ¿Qué es lo que debemos hacer mientras tanto?; y la respuesta se conoce al final de la espera, al final donde ya no esperamos, donde encontramos lo que buscábamos, y en ese instante pensamos que no hicimos lo correcto esperando, que pudimos haber hecho otra cosa, a lo mejor, que nos daba una respuesta mas veloz.
El hecho se trata no sólo de esperar, sino de saber hacerlo.
De buscar la mejor forma de hacerlo; y de no desesperar.
Aprender es lo que hacemos cada día, y dejamos de hacerlo cuando ya no estamos.
Cualquier cosa puede suceder, ¿lo sabremos o no?, si, lo sabremos cuando hayamos llegado al final de dicho transcurso, y veremos qué hacer.
La desesperación retrasa la espera.
¿Valdrá la pena?, no lo sabemos mientras tanto, pero seguro responderemos aquella pregunta con nuestra propia respuesta.
Y lo que encontramos al fin debemos tomarlo y hacerlo mágico, amoldarlo, vivirlo, disfrutarlo, aprehenderlo.
Armonía en nuestras vidas.
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